Debido a la capacidad de adaptar el patrón de enseñanza en función de las modalidades y estructuras de aprendizaje personal de los estudiantes, la programación neurolingüística (PNL) puede aplicarse también al estudio de idiomas.
De esta manera se puede crear, de una manera más eficaz y efectiva, una asociación positiva con el acto de aprendizaje en sí mismo, que implica pasar por las fases de traducción activa, traducción pasiva, y lenguaje intermedio.
Con suficiente práctica, las fases de traducción son fáciles de superar, pues con el tiempo las nociones lingüísticas crean sus propios caminos paralelos y el alumno cuestiona menos su capacidad que en las primeras etapas de aprendizaje, con lo cual va adquiriendo confianza en su propia habilidad.
La PNL puede ayudar a quien se le dificulte aprender un idioma para que haga de esta actividad algo placentero y mantener un alto nivel de motivación tanto al aprenderlo como al hablarlo con otras personas...
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