A propósito del desastroso papel representado por la selección nacional de futbol en las eliminatorias para clasificarse al mundial de Brasil 2014, y que la única oportunidad que le queda es ganarle a la selección de Nueva Zelanda, se imponen algunas reflexiones.
Dejando de lado la designación de Miguel Herrera como nuevo director técnico y el que se llegue o no a salir del actual bache, lo que nadie puede negar es que el futbol es el deporte más popular en el país, con unas excelentes condiciones en cuanto a sueldos, patrocinios, publicidad y todo lo que tenga que ver con el desarrollo de un deportista de alto rendimiento.
Sin embargo, es también en su ámbito profesional que pasa algo extraordinario: a pesar de las condiciones ya citadas y del inmenso apoyo mediático y el que le brinda la afición, es la disciplina que menos éxitos le ha brindado a México.
Tal vez tanta comodidad y consentimiento pudiera estar afectando seriamente al futbolista porque si sólo tomamos en cuenta desde el año pasado, son varias las disciplinas que sin apoyo ni exposición mediática han hecho historia.
Por ejemplo en el box, antes de la pelea entre Juan Manuel Márquez y Manny Pacquiao muy pocos le apostaban al mexicano, y si no lo creen sólo pongan atención al eslogan con que TV Azteca se refirió al combate que iba a transmitir: “PACQUIAO ROMPE MÁRQUEZ”, que no hace falta hacer un gran esfuerzo para comprenderla…
También está el caso de Luis Rivera, quien logró una histórica medalla de bronce en la final de salto de longitud del Mundial de Atletismo, en Rusia...
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