Se dice que el campo mexicano no existe, que hablar de él es una especie de utopía, aunque los diferentes gobiernos en todos los niveles, municipal, estatal y federal, se la pasen diciendo que hay que recuperar el campo.
Lo relevante de esto es que también nosotros, los ciudadanos de a pie, y quienes no lo son, igualmente desconocemos mucho de lo que tiene que ver con el agro mexicano, como si de una cosa de otro planeta se tratara.
Para no estar dando “palos de ciego” en este sentido, en este artículo plantearemos algunos términos jurídicos que tienen que ver con el campo, y así podamos conocer un poco más de este aspecto muy poco conocido.
Para empezar, el término agrario proviene del latín agrarius, ager, agri = campo, y tiene que ver con el cultivo del campo, y al sistema normativo que regula todo lo que tiene que ver con áreas agrícolas, ganaderas y forestales.
Por su parte, lo agrícola procede del latín ager, agri= campo, y de cultura= cultivo, por lo que se refiere a la labranza o cultivo de la tierra.
La propiedad comunal se entiende como el terreno que pertenece a un conjunto de individuos y cuyos beneficios se distribuyen entre todos los miembros.
La propiedad ejidal se refiere a una porción de tierra destinada a la producción agrícola o ganadera que es posesión de quienes conforman un ejido. Su característica principal es que no puede ser propiedad más que de ellos, por lo que no puede enajenarse o venderse.
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