A lo largo y ancho de la historia del mundo, pocas cosas son tan magnéticas y asombrosas como las pirámides, esas estructuras que parecen un intento de grandes civilizaciones antiguas por descifrar los misterios del tiempo y del espacio.
En este sentido destacan las pirámides de Egipto, como Keops, Kefrén y Micerinos; sin embargo, no son las únicas, pues hay muchas más que no son tan conocidas o que los mismos egipcios no les dieron tanta importancia por no ajustarse a los patrones se exigían a ellos mismos.
Para muestra de la fascinación que han provocado en la humanidad, baste la anécdota de Napoleón Bonaparte en Egipto a finales del siglo XVIII, cuando enfrentó a la casta de los Mamelucos.
Al contemplar las magníficas estructuras, Bonaparte arengó a sus soldados en los siguientes términos: “¡Legionarios! Recordad que desde lo alto de las pirámides, cuarenta siglos os contemplan”, sólo que no eran 4,000, sino 5,000 o tal vez muchos más años.
Y no son las únicas construcciones de este tipo en el mundo, pues las hay en diversos países, y China tiene el privilegio de contar con varias de ellas, algunas tan grandes como las citadas del conjunto de Gizeh, y para leer al artículo completo, sólo tienes que entrar a pirámides, energía del universo.
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